Jesús es de Virgo...
¿CUÁNDO NACIÓ JESÚS?
Parece ser que ni el 25 de diciembre, ni hace 2009 años. La historia apunta más bien a otra fecha, y cinco años antes de lo que se cree. Pero los primeros cristianos eligieron la fecha para hacerla coincidir con las fiestas paganas de la exaltación al Sol.
La Navidad es una fiesta que hoy, de una forma u otra, alcanza no sólo al mundo religioso cristiano sino también a países de otras religiones y personas agnósticas o no creyentes. Ya es más que una celebración religiosa; es un paradigma, la metáfora de un momento de mayor intimidad familiar, de arquetipos antiguos, de sueños de fraternidad perdida.
Sus orígenes no son claros. La Iglesia de los primeros siglos estaba tan segura de ignorar la fecha del nacimiento de Jesús de Nazareth que algunos Papas llegaron a castigar con pena de excomunión a los cristianos que aseguraban conocer tal fecha. Entonces, ¿el profeta judío no nació el 25 de diciembre? Ciertamente, ¡no! Desconocemos el día, el mes o el año de su nacimiento; también el lugar, ya que lo más seguro es que nació en Nazareth y no en Belén como siempre se ha pensado. Baste recordar que a los judíos de esa época se les nombraba por el lugar de nacimiento o por el nombre del padre. A Jesús, los evangelistas, nunca lo llamaron Jesús de Belén, siempre fue Jesús de Nazareth.
¿Dónde surge entonces la idea de celebrar la Navidad cristiana el 25 de diciembre? Por lo pronto, hasta bien entrado el siglo IV de nuestra era, la Navidad no se celebraba o se celebraba en otras fechas. Por ejemplo, en un cálculo del año 243 d.C. se fijó el día del nacimiento de Cristo el 28 de marzo, día en el que fue creado el Sol, teniendo en cuenta que para el cristiano el Mesías es, según el profeta Malaquías, el "sol de justicia".
En el año 194 d.C., Clemente de Alejandría escribió que Jesús nació el 18 de noviembre del año 3 “antes de nuestra era”, pero ofreció dos fechas alternativas: el 19 de abril y el 20 de mayo. Un siglo y medio más tarde Epifanio fijó la Navidad el 6 de enero pero ofreció el 20 de mayo como la fecha de la concepción, con fechas alternativas del 21 de mayo y el 20 de junio, lo que supondría que Jesús nació prematuro entre dos y tres meses antes de término.
Sólo en el año 379 d.C. fue introducida la festividad de Navidad el 25 de diciembre por san Gregorio Nacianceno, defensor de la divinidad de Cristo. Pero no fue una decisión pacífica. En Antioquia hubo diez años de resistencia a aceptar tal fecha, y en Egipto la lucha contra la introducción del 25 de diciembre, como fiesta de la Navidad, duró hasta el año 431. En la actualidad, la Iglesia de los Armeños sigue resistiéndose a festejar el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre, celebrándola el 6 de enero.
El cristianismo en sus comienzos no celebraba la Navidad porque era algo que no interesaba, la única gran festividad era la Pascua. Las fiestas referidas a los apóstoles estaban ligadas al día de su muerte, de su martirio, no de su nacimiento. Una de las primeras fiestas que empezaron a celebrarse fuera de la Pascua fue “el bautismo de Jesús” o “Epifanía”, que se efectuaba, y aún hoy se sigue haciendo, el 6 de enero, considerando que la verdadera manifestación de la divinidad de Jesús llegó durante el bautismo que recibió de su primo Juan Bautista.
El hecho de empezar a celebrar también el nacimiento de Jesús surgió de una disputa teológica. Una parte de los primeros cristianos, considerados más tarde como heréticos, concretamente los gnósticos, defendían que fue sólo durante el bautismo cuando la divinidad reveló al Cristo, y no durante su nacimiento. Y así surgió, primero en Egipto y más tarde en todas las Iglesias de Oriente, la necesidad de celebrar la festividad del bautismo de Jesús. Y decidieron que fuera el día 6 de enero. ¿¡¡¡Por qué!!!? Si se desconocía la fecha del nacimiento de Jesús, menos aún se conocía la de su bautismo. Al parecer, se decidió esa fecha porque los paganos, es decir, los no cristianos, celebraban la fiesta en honor a Dionisios, que a partir de la fusión de mitos egipcios y helenos, era el dios del vino, de la vegetación y de la fecundidad, y la muerte. También ese día se celebraba en Alejandría el nacimiento de Eón, de la virgen Core, y esa fecha también estaba consagrada a Osiris. Según una leyenda, en ese día las aguas del río Nilo poseían poder de curación por parte de los dioses.
¿Cuándo llega la Navidad? También dicha fiesta tuvo origen en las primeras discusiones teológicas contra la secta de los gnósticos –en quienes algunos ven a los primeros teólogos del cristianismo, aunque sus escritos acabaron quemados y ellos perseguidos-, los cristianos más ortodoxos admitían que Dios se había manifestado en la persona de Jesús ya desde su concepción virginal y, por tanto, en su nacimiento. Y comenzaron, desde inicios del siglo IV, como aparece en un papiro encontrado en Egipto, a celebrar también la Navidad. Pero como se ignoraba la fecha, la juntaron a la del bautismo; así, durante mucho tiempo, se celebró la Navidad el 6 de enero.
¿Cuándo comienza pues, a celebrarse la Navidad el 25 de diciembre, separándola de la fiesta del bautismo o de la Epifanía? No existe certeza absoluta de dicho cambio. Todo parece indicar que fue tras haber condenado, en el Concilio de Nicea (325 d.C.), la doctrina que negaba que Jesús Dios se había hecho hombre. Con dicha condena quedaba excluida la doctrina de que la divinidad apareció en Jesús sólo durante el bautismo.
Había que buscarle una fecha diferente a la Navidad, pero ¿por qué se decidió que fuera el 25 de diciembre? Según el relato que el evangelista Lucas hace del nacimiento de Jesús no podría haber nacido antes de la primavera de Palestina. Cuenta Lucas que en el momento en que Jesús nació "había unos pastores acampados al raso, guardando por turnos sus rebaños". Y eso, debido a los inviernos fríos de aquella región, sólo pasa a partir de la primavera. De ahí que, en el mismo siglo IV, se hubiesen propuesto fechas para el nacimiento de Jesús en abril y junio. También se piensa que debió nacer cerca de las festividades de la Pascua, ya que el evangelista dice que nació en un pesebre, "porque no encontraron sitio en la posada", y las posadas se llenaban precisamente en vísperas de la Pascua, cuando los judíos se dirigían a celebrarla en Jerusalén. Todo ello en el supuesto –aceptado por la Iglesia oficial- de que el relato de Lucas es histórico y no sólo literario.
La razón por la que la Iglesia primitiva, a pesar de dicho relato evangélico, decidió celebrar la navidad el 25 de diciembre tampoco es de ciencia cierta. Todo hace parecer que los cristianos, aconsejados por el emperador Constantino –que de perseguidor se convirtió en el gran defensor de la nueva religión cristiana-, escogieron el 25 de diciembre porque era la fecha de la gran fiesta pagana dedicada al Sol. También el 25 de diciembre se celebraba, en el Imperio Romano, un culto solar en el seno de la religión de Mitra. Dicha fecha había sido el momento cuando todo el mundo pagano celebraba la fiesta de la luz y del sol, se hacían grandes hogueras y grandes bacanales. Entonces, los seguidores del profeta judío decidieron cristianizar la gran fiesta pagana del Sol estableciendo, en ese día, el nacimiento de quién, según dijimos, el profeta Malaquías había indicado que sería el "sol de justicia" de Israel.
A partir de entonces, la Iglesia de Roma hizo grandes esfuerzos para imponer la fecha del nacimiento de Cristo, separándola de la fiesta teológica del bautismo de las restantes Iglesias orientales. Pero todo hace pensar que no fue fácil ya que muchas se resistieron, incluso hasta en nuestros días. La fiesta de la Navidad, separada ya de la del bautismo, se contaminó enseguida de las fiestas al Sol adquiriendo algunos de sus rasgos más paganos y festivos.
La verdad es que anteriormente a los romanos, la fiesta del 25 de diciembre era celebrada por otras culturas, y existen tradiciones de la Navidad que no nacen de la festividad cristiana, como la de los regalos, que suele atribuirse al relato de los Reyes Magos que llevaron obsequios al Niño Jesús. En los ritos paganos del 25 de diciembre era tradicional "dar y recibir regalos". Se trata de una tradición que existía siglos antes de Cristo y que el cristianismo acabó apropiándose de ella. Hay hasta quien piensa que el relato evangélico en el que se narra que unos magos llevaron de regalo a Jesús oro, incienso y mirra fue creado para aplicar a la leyenda del nacimiento de Cristo la antigua costumbre pagana de cambiarse regalos en la fiesta del solsticio de invierno, el 25 de diciembre.
Otra cuestión difícil de resolver es el año en el que nació Jesús, a pesar de que nuestro calendario actual arranca paradójicamente en un momento que desconocemos. La fecha y el año de Navidad fueron decididos por Dionisio el Exiguo en el año 525 después de Cristo. Aquel decidió basar su calendario en el nacimiento de la fecha de Jesús, sólo que su problema era que tampoco sabía el año en que Jesús había nacido. ¿Qué hizo?, servirse de toda una serie de cálculos y adivinanzas personales. Se apoyó en la historia romana para hacer su cálculo. Sumó hacia atrás los reinados de los emperadores, método que ya se había usado, por ejemplo en Egipto: el reinado de los faraones para calcular fechas históricas. El método podría haber sido válido si Dionisio no se hubiera equivocado. ¿En cuanto?, por lo pronto en un año, ya que se olvidó de calcular el año cero. Aún más, César Augusto, que era emperador cuando nació Jesús, reinó también cuatro años bajo su nombre propio de Octavio, algo que Dionisio olvidó a la hora de hacer sus cálculos. Por tanto, ambos errores suponen una diferencia de cinco años. Por eso, si Dionisio no cometió otros errores que desconocemos, Jesús nació el año cinco antes de nuestra era. O sea que hoy estaríamos por lo menos en el año 2013.
Hay quienes consideran a Jesús como el fruto y elaboración de un mito, y piensan que los relatos de la Navidad, de los evangelistas oficiales y de los mismos evangelios apócrifos, nacieron más bien para aplicar a la nueva religión, nacida del judaísmo, los mitos de las religiones más antiguas con el fin de ganar mayores adeptos. Y no están muy lejos de la realidad, ya que no es trivial que se eligiera el 25 de diciembre para celebrar el nacimiento del jefe de una nueva religión que, desde muy antiguo, era “la fiesta de iniciación” en la que los fieles del paganismo comían alimentos sagrados y bebían vino para obtener la salvación y la salud, gracias a la diosa de la Tierra, y alcanzar así la resurrección en el más allá.
Para estos no creyentes la Navidad sería, pues, una metáfora religiosa heredada de otras fiestas antiquísimas de las religiones agrícolas. Metáfora religiosa que, según explica Francisca Martín-Cano Abreu en su trabajo sobre el significado astronómico del arte prehistórico y la religión, relata la culminación de la historia de la agricultura, en la que Jesús, al igual que Buda, Horus, Carpo, Sida, Misa y Libera, se identifica con el fruto de la Virgen Diosa tras haber sido también semilla que convierte en fruto.
Según esta mitología, el mismo relato de Lucas, en el que aparecen un asno y un buey en el pesebre, donde nació Jesús, tendría relación con la diosa soberana de los Animales, que da a luz entre animales. La iconografía cristiana imita la obra de arte pagana y en muchos casos le cambia el significado a las escenas. Por ejemplo, el famoso árbol de la vida de las antiguas religiones fue cambiado por “el árbol del bien y del mal”, y hasta acabó condenando la manzana, que era símbolo de inmortalidad, como fruto maldito.
Todas las religiones primitivas se basaban en los hechos de la naturaleza, en la observación de los astros y en las estaciones ligadas a las cosechas. De ahí que en el nacimiento de las religiones aparezcan siempre elementos de la astrología. Así se explicaría que Los Evangelios hubiesen introducido en el nacimiento la historia de la estrella misteriosa que condujo a los magos hasta el pesebre donde Jesús había nacido. Una narración sin duda mítica, sin explicación científica alguna.
Lo más probable es que también al contar la historia del nacimiento de Jesús se hayan introducido elementos de las antiguas mitologías. Baste recordar que muchos siglos antes de Cristo, el dios Mitra, según una leyenda popular, había nacido de una virgen el 25 de diciembre, en una cueva, siendo adorado por pastores y magos, obró milagros, fue perseguido, lo mataron, y resucitó al tercer día.
De ahí la historia tan poco probable de que Jesús naciera en un pesebre entre animales, visitado por tres reyes magos (El Evangelio no habla de reyes, sino de magos orientales), o el de la estrella que los siguió, de la huida a Egipto y de la matanza de los inocentes por mano de Herodes.
Actualmente sigue sin haber consenso sobre la fecha de nacimiento del Nazareno, pero una de las teorías más aceptada es que sucedió a mediados de septiembre (siempre y cuando se descarte la teoría de que Jesús nunca fue real). El pastor chileno Miguel Mondaca, un estudioso de La Biblia explica la teoría:
Es notorio, según el relato bíblico, que Jesús no nació en invierno, porque “(...) había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño (...)” (Lucas 2:8). Los pastores estaban, por consiguiente, en el campo con sus rebaños a la intemperie y esto sería imposible el 25 de diciembre, recordemos que en el hemisferio norte el invierno comienza el 21 de diciembre y en el hemisferio sur empieza el verano.
Los estudios de las costumbres de las tierras bíblicas muestran que los pastores en Palestina traían sus rebaños del pastoreo en el campo a los rediles siempre antes del 15 de octubre, esto da prueba de que es imposible el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre, a menos que la Biblia mienta, cosa que todos los verdaderos cristianos rechazamos tajantemente. Por lo visto, estamos ante una fecha fraudulenta y mentirosa que ha usurpado por dos milenios un lugar que no le corresponde en el corazón de los cristianos.
La Biblia no indica en forma específica la fecha exacta del nacimiento de Jesús, sin embargo nos da los medios y la clave para aproximarnos a una fecha más real. En efecto, sabemos positivamente que Jesús es menor que Juan el Bautista, su primo, en exactamente seis meses (lea cuidadosamente esta evidencia bíblica en Lucas 1:24-38).
Elizabeth tenía ya seis meses de embarazo cuando María concibe en su seno sobrenaturalmente a Jesús. La importancia de este dato cien por ciento escritural es que se puede determinar en forma bastante aproximada la fecha del nacimiento del bautista. Zacarías, el padre de Juan, era un sacerdote que ejercía su ministerio en Jerusalén. El ritual judío establecía que cada sacerdote tenía un tiempo definido del año en que servía en el templo. Existían 24 divisiones o cursos de servicio durante el año religioso y este dato es ratificado por el escritor e historiador judío Flavio Josefo, quién en su libro “Antigüedades de los judíos" dice que cada uno de estos turnos o cursos de servicio duraban una semana y que después de seis meses cada sacerdote repetía su turno sirviendo en total dos veces al año (1º Crónicas 24:7-19).
El relato de Lucas, en el primer capítulo de su evangelio, declara que Zacarías pertenecía a la clase de Abías y servía en el templo según el orden de su clase (Lucas 1:5,8). La fecha del año correspondiente a esta clase era el octavo en orden, de acuerdo a 1º Crónicas 24:10. Es decir, entre el 27 de Iyar y el 5 de Siván, que en nuestro calendario equivalen a la semana del 1 al 8 de junio.
Después de esta semana, Zacarías debió quedarse a ministrar por siete días más porque era obligación de todos los sacerdotes prestar servicio conjunto en las grandes fiestas religiosas (Pentecostés en este caso). Cuando cumplió su ministerio volvió a su casa, distante 45 kilómetros al sur de Jerusalén, en las montañas de Judea, Y SU ESPOSA CONCIBIÓ (Lea Lucas 1: 23-24). Según estos antecedentes, Juan fue engendrado a mediados del mes de junio, entre el 16 y19 del mismo; por lo tanto nació nueve meses después, a mediados del mes de marzo.
Sabemos que Jesús era menor que Juan en seis meses (vea Lucas 1: 26,36). Si añadimos seis meses a contar de marzo, veremos que la fecha del nacimiento de Jesús corresponde a mediados del mes de septiembre (entre el 16 y 19), fecha que está en consonancia con el relato bíblico de los pastores y sus rebaños en el campo, porque evidentemente no era invierno, sino comienzos del otoño en el hemisferio septentrional.
Entonces, si Jesús NO NACIO en diciembre, resulta muy extraño que la cristiandad recuerde su natividad en una fecha que no corresponde para nada con la verdad, la Historia sin embrago nos da la respuesta a esta infamia: el 25 de diciembre era el día en que los paganos celebraban el nacimiento de su DIOS SOLAR, conocido en las diferentes culturas con distintos nombres como Osiris, Horus, Júpiter, Zeus, Baal, Zoroastro, Saturno, Baco, Adonis, Hércules, Mitra, Tammuz, etc.
La religión pagana tomaba al sol como fuente de la vida, como la noche más larga sucedía alrededor del 21 de diciembre y desde ahí poco a poco la noche se acortaba, se adoptó desde los ritos babilónicos la costumbre de celebrar el 25 de diciembre el nacimiento del dios sol, fuente de la vida el sexo y la fertilidad.
Hoy la Navidad cristiana ha adquirido una connotación que no tenían las religiones primitivas que celebraban el 25 de diciembre las fiestas paganas del Sol: su carácter de búsqueda de paz para el mundo. Por eso, incluso personas de otras religiones o no creyentes se sienten atraídas por esta festividad que evoca la solidaridad, la ayuda a los pobres, la unión de las familias, y la búsqueda de paz interior y exterior. Paradójicamente, esta Navidad vuelve a coincidir con el enfrentamiento entre religiones justo en los lugares que, según la tradición, vieron nacer, crecer y morir –y para los cristianos resucitar- al famoso profeta de Nazareth que había soñado con un mundo donde los hombres supieran respetarse como hijos de un mismo Dios, al que él apellidó Padre.